Dedicatoria secreta

-Mamá, he escrito un libro -le dijo el pequeño.

-¿Ah, sí?

-Sí. Quiero que lo leas antes de que lo publique.

El niño le dio un par de folios a su madre con una historia escrita a mano. Igual que los dibujos que la ilustraban. Le llevó un par de minutos leerla completa. No le encontró mucho sentido y no había trama por ningún lado, pero le enterneció el esfuerzo de su hijo.

-Te lo dedico a ti, pero no lo puedo poner en el libro porque si no se enfadará papá porque no se lo he dedicado a él. Es una dedicatoria secreta, ¿vale?

La madre sonrió con complicidad.

-Vale.

Estaba segura de que a su padre le diría exactamente lo mismo. Conocía a su hijo.

El pequeño hizo una portada y grapó los folios. En la segunda página aparecía una dedicatoria que ponía «A quien tú ya sabes». Su padre sonrió al leerla.

Cuando el niño se fue a su habitación la madre comentó la jugada.

-Qué majo cuando me dijo que me lo dedicaba a mi secretamente pero que no lo ponía para que no tuvieras envidia. ¡Y seguro que a ti te diría lo mismo! -dijo la madre.

-¿Eh? Pues no… -respondió el padre un poco decepcionado.

-Oh, vaya.